Las nuevas medidas comerciales impuestas por Donald Trump ha alarmado la industria tecnológica. Su plan para implementar aranceles recíprocos sobre productos extranjeros podría impactar directamente el precio de los PCs, portátiles y componentes electrónicos en Estados Unidos. Por extensión, afectaría también al resto del mercado global. La amenaza no es menor: podría provocar una subida masiva de precios que afectaría a fabricantes, consumidores y desarrolladores por igual.

La propuesta busca igualar las tasas que países como China aplican a los productos estadounidenses. Sin embargo, con ello también podría cerrar la puerta a componentes clave fabricados fuera del país. Esta estrategia ya genera reacciones encontradas entre los analistas del sector.

Un impacto directo en el hardware

Según expertos, los productos más afectados serían las GPU, placas base, memorias RAM, SSDs y procesadores, muchos de los cuales se fabrican en Asia. Marcas como NVIDIA, AMD, Intel o ASUS podrían tener que ajustar sus precios si los nuevos aranceles entran en vigor. Esto se traduciría en menos ofertas, menos stock y costes mayores para los usuarios finales.

Además, compañías que dependen de la importación de hardware, como Dell, HP o Lenovo, ya están evaluando sus cadenas de suministro. En un mercado donde la competencia se basa cada vez más en el precio, la imposición de tarifas podría romper el delicado equilibrio de costes y rendimiento.

El precedente de la guerra comercial de 2018 ya demostró cómo estos movimientos pueden retrasar lanzamientos y elevar el coste final de productos clave para el consumidor. En ese momento, muchos fabricantes trasladaron sus centros de producción, pero no sin consecuencias logísticas.


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